A pesar de que los científicos han insistido una y otra vez en que los movimientos de la luna no guardan relación alguna con el embarazo y las fechas del parto, las estadísticas muestran lo siguiente. La creencia popular, muchas mujeres e incluso las matronas se suman a la idea de que la luna sí influye a la hora de desencadenar un parto, llegando a multiplicarlos en noches de luna llena, nueva, creciente o menguante.
Lo que no se puede debatir es que la luna ejerce un poder de atracción importante sobre la Tierra y guarda una relación muy estrecha con las mareas. Por lo tanto, si la luna afecta en el agua y nuestro cuerpo se compone principalmente de este elemento, ¿por qué no iba a influir sobre nosotros? ¿Por qué no iba a influir en el líquido amniótico?
Mitos o creencias aparte, las estadísticas reflejan que los hospitales y centros médicos de urgencia atienden más partos durante estos días. ¿Cómo son esos partos?
- Partos durante la fase de luna nueva: Se asisten más partos rápidos y sencillos. El expulsivo es corto y todo fluye con naturalidad. Las matronas apenas tienen que intervenir en el parto.
- Partos durante la fase de luna creciente: Se asisten partos casi perfectos. Cumplen con todas las fases del parto. A la madre le da tiempo a vivir cada momento.
- Partos durante la fase de luna llena: Se producen más partos inesperados, algunos prematuros. El cuello del útero de la mujer no está aún preparado y los partos tienden a ser más lentos y complicados.
- Partos durante la fase de luna menguante: Se producen menos partos y son muy lentos. Los bebés tardan más en nacer, la placenta tarda en salir. Muchos, terminan en cesárea. El parto es aún más complicado en el último día de luna menguante, un día antes de la luna nueva.
